Poemas documentales Guardería ABC

ABC, la historia de los niños ‘expuestos’

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Segunda de tres partes | Hermosillo, Son.- La imagen muestra una pequeña caja torácica. Se miran los pulmones de una niña, de Camila Espinosa. Sobre la mesa de la cocina hay más papeles, recetas, radiografías y otros estudios médicos. Para Alejandra Ortiz, madre de Camila, esos papeles son la muestra de que su hija, que pronto cumplirá 4 años, sufre varios padecimientos por el incendio que le tocó vivir, hace dos años, en la guardería ABC.
Camila Espinosa estaba en la guardería ABC, de Hermosillo, Sonora, ese 5 de junio de 2009 cuando, cerca de las 3 de la tarde, el fuego que comenzó en una bodega que resguardaba archivos de la Secretaría de Hacienda del estado se propagó hasta la guardería.

Ese viernes, Camila Espinosa –como otros de sus compañeros– fue sacada de la guardería por el hoyo que dejó el equipo de aire acondicionado que se arrancó de la pared. Como otros 80 infantes más, no presentó quemaduras. Pero días después del incendio, asegura su mamá, comenzaron sus problemas de salud, sobre todo en las vías respiratorias.

Alzan la voz

Hace más de un año que los padres de Camila, al igual que los de 64 niños más, comenzaron a levantar la voz para que el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) reconozca a sus hijos como “lesionados” del incendio y no como “expuestos”, como hasta ahora lo ha hecho.

Ese reconocimiento extendería a los niños y sus familias una serie de beneficios que hoy se concreta a brindarles atención médica vitalicia.

En julio de 2010, un decreto presidencial estableció una serie de compromisos hacia los papás de los niños que fallecieron en el incendio, así como hacia los niños lesionados con quemaduras y los infantes que el Seguro Social llama “expuestos”. 

En ese documento se señala que los niños lesionados con quemaduras tendrán atención médica en forma vitalicia, medicamentos, el pago de boletos de avión y viáticos para que sean trasladados a cualquier lugar del país o de Estados Unidos en donde se les realicen sus tratamientos. Además, un apoyo económico para sus estudios hasta nivel superior. Sus madres recibirían una ayuda vitalicia que corresponde al salario neto que percibían en el momento del incendio. Además, su familia (padres y hermanos) también recibiría atención médica vitalicia. 

En el caso de los niños “expuestos”, el IMSS les expidió un certificado de atención médica vitalicia, además de que el Instituto asegura que se les pagan los gastos en caso de que requieran de atención médica privada en México o en Estados Unidos.

Para que un niño deje de ser expuesto y pase a la categoría de lesionado, debe presentar “secuelas por el incendio”, dice Fernando Sandoval Castellanos, jefe de la Unidad de Atención Médica del IMSS. 


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5 de junio: “Le pasó al país entero”, Por Sandra Lorenzano

 Artículo de Sandra Lorenzano publicado en El Universal. 5 de junio de 2010
http://www.eluniversal.com.mx/editoriales/48606.html


Ponerle rostro a una tragedia hace que se vuelva más cercana; que se convierta en una parte de nuestra propia vida. La parte más oscura y dolorosa. La que nos asalta apenas bajamos la guardia. La que nos espera en los malos sueños. Aquella por donde asoman nuestros ausentes, nuestros miedos, nuestras angustias. Por eso, las páginas iniciales del libro de Diego Enrique Osorno, Nosotros somos los culpables. La tragedia de la Guardería ABC  (Publicado por Grijalbo/Random House Mondadori con fecha de junio de 2010), son tan brutales. Porque hay cuarenta y nueve caritas que nos miran desde un pasado en que el horror no se hacía aún presente. Cuarenta y nueve rostros de los chiquitos que murieron en el incendio.
Son fotos que los padres y las madres les tomaron a sus hijos. Como las que tomamos todos. También ustedes y yo. Y ellos. Como todos. Decía Roland Barthes que en las fotografías la muerte es siempre un personaje más. Lo que fue ya no existe. Lo que es dejará de existir apenas se apriete el disparador. En el caso de las imágenes que nos sorprenden en las primeras páginas del libro de Diego Enrique Osorno, la literalidad de esta idea provoca escalofríos.
Hoy quería hablar de futbol. Se los juro. Pensaba tratar de contagiarme de la “fiebre mundialista”. Celebrar aquí el triunfo de México frente a Italia, o defender la estrategia de Diego Maradona. Lo mismo da. En este momento no tiene importancia. Ninguna. Porque es 5 de junio y se cumple un año de la tragedia de la Guardería ABC. Porque el libro que tengo en las manos, y las páginas de los periódicos, me recuerdan que aún no se ha hecho justicia, como en tantos otros casos en nuestro país. Porque el futbol es siempre parte de nuestra memoria infantil, como nos lo recuerda Luis Miguel Aguilar en su artículo más reciente, y hoy – 5 de junio - no tenemos derecho a hablar de la infancia. Ni de la nuestra, ni de la de nadie. Solamente podemos hablar – conteniendo la respiración, sintiendo dolor y furia a un tiempo – de las infancias truncas de los cuarenta y nueve niños. En la tradición judía a cada muerto joven le corresponde un árbol cortado. Nuevamente la literalidad.
Y en este bosque de pequeños árboles truncos, sólo podemos exigir que se castigue a los culpables. Estas líneas quieren ser un abrazo a las madres y padres que valientemente han emprendido la lucha por la justicia. Para decirles que estamos con ellos. Para sumar voces y más voces que se opongan al silencio del poder.
Carlos Monsiváis tiene razón, como siempre: lo de Hermosillo no le pasó a Hermosillo, le pasó al país entero. Sabemos que algunos querrán extender las redes de la amnesia sobre uno de los peores crímenes colectivos de nuestra historia reciente.
Estoy de acuerdo con lo que dice Ricardo Rocha en su prólogo, no se trata de una “tragedia” sino de un crimen. Algunos querrán extender las sombras del olvido sobre los mecanismos de corrupción e ineficiencia que llevaron a la muerte a cuarenta y nueve chiquitos. Las autoridades estatales y federales, las del Instituto Mexicano del Seguro Social (las de antes y las actuales), los funcionarios que prefirieron “hacerse de la vista gorda” ante las irregularidades de las guarderías subrogadas, los que aún no han cambiado las políticas a través de las cuales se entregan a particulares estas concesiones. “Todo se perpetró con la envoltura de la subrogación, un esquema perverso en la habilitación de las guarderías para los jodidos, es decir, los trabajadores, ellos y ellas: entre menos gasten los dueños, mayores son sus ganancias” (Ricardo Rocha en “Las madres más tristes del mundo”, prólogo a Nosotros somos los culpables) . Todos ellos tienen la obligación política, jurídica, pero sobre todo moral, de rendirle cuentas a la sociedad. ¿Por qué al presidente Calderón le cuesta tanto recibir a los padres que han conformado el Movimiento Ciudadano por la Justicia 5 de junio?
Los ojos de todos los habitantes de México están puestos sobre los responsables. Por lo menos hoy, 5 de junio. No esperando los resultados de los partidos de futbol, sino esperando que se haga justicia. El documento emitido por la Suprema Corte marca, como pocas veces, la línea a seguir. “El costumbrismo nacional de violar la ley hizo que el gobierno de Sonora tuviera una bodega de papelería, sin medida de seguridad alguna, junto a una guardería. Así se dio un incendio en la bodega qué llegó a la guardería. El Máximo Tribunal sigue en el dictamen poniendo al desnudo a las instituciones, nos indica que: a) no había capacidad en los hospitales, b) ambulancias, c) total desorganización en el rescate, y d) El IMSS impidió que los niños fueran trasladados a hospitales en Sacramento California, EU.”, escribió Javier Cruz Angulo en su columna de ayer , dando cuenta de algunas de las muchísimas irregularidades que provocaron las muertes. Necesitamos que las instituciones encargadas de la procuración de justicia cumplan también su papel.
Diego Enrique Osorno construye una obra con las voces de todos; un relato coral  para poder transmitirnos el dolor y la angustia que nacieron aquel viernes negro. Para poder transmitirnos la desesperación y la furia. Con las voces de todos. Hoy es 5 de junio y el libro se suma a las cuarenta y nueve caritas que exigen justicia.

Imponen fianza a socios de la guardería ABC

Ulises Gutiérrez Ruelas
Corresponsal
Periódico La Jornada
Jueves 15 de abril de 2010, p. 33


Hermosillo, Son., 14 de abril. Los cuatro socios de la guardería ABC, donde un incendio causó la muerte de 49 niños el 5 de junio de 2009, perdieron la protección del amparo que solicitaron hace seis meses y deberán pagar una fianza de dos millones de pesos para no ser encarcelados, informó Lorenzo Ramos Félix, abogado de 17 padres de víctimas de la conflagración.
El litigante dio a conocer que el magistrado Enrique Chávez Peñaloza, del quinto tribunal de circuito, con sede en Hermosillo, decidió negar a Marcia Matilde Altagracia Gómez del Campo Tonella, Sandra Lucía Télles Nieves, Gildardo Urquídez Serrano y Antonio Salido Suárez el amparo con el cual buscaban evitar ser juzgados por homicidio culposo y lesiones.
Lorenzo Ramos, quien asesora a varios padres de víctimas desde junio pasado, explicó que si los dueños de la estancia infantil subrogada por el Instituto Mexicano del Seguro Social no pagan la fianza el juez primero de distrito, que lleva la causa, podría solicitar su aprehensión a partir del próximo sábado.
El vocero del Movimiento Ciudadano por la Justicia 5 de Junio, Julio César Márquez, padre de uno de los infantes muertos, consideró que el retiro del amparo era previsible porque la agrupación acudió al Consejo de la Judicatura en repetidas ocasiones para denunciar que se abusaba de ese recurso legal para retrasar la impartición de justicia.
El problema de fondo, agregó, es que los delitos imputados a los socios de la guardería son considerados culposos, no dolosos, lo cual les permitiría quedar libres con el pago de una fianza o multa.
Por eso demandamos que se reclasifiquen los delitos, pues hubo tráfico de influencias y negligencia tanto de los acusados como de funcionarios estatales y federales, expuso Márquez.

Las voces que hablan de las ausencias, por Sandra Lorenzano


“¿Cuántas muertes más serán necesarias para darnos cuenta de que ya han sido demasiadas?”; un padre de la Guardería ABC


¿Cómo hablar de las ausencias?, se preguntaba hace pocos días el hijo de un desaparecido. ¿Con qué palabras nombrar el horror? ¿Qué sonidos, qué imágenes pueden dar cuenta del dolor más absoluto? ¿Cómo podemos hacer para que la exigencia de justicia no se detenga, para que los silencios de quienes no están se transformen en un grito atronador en los oídos de los cómplices del espanto?

Estas preguntas volvieron a estar presentes, una vez más, el pasado lunes 5 de abril cuando se conmemoraron diez meses de la tragedia de la Guardería ABC. Entre los naranjos de la plaza Emiliana de Zubeldía, junto a los pares de zapatitos que no permiten olvidar, asoman los nombres de los 49 niños muertos en el incendio (sería más certero decir “asesinados en el incendio”); asoman las cruces, asoma el coraje y la valentía de las madres y los padres que saben que la lucha debe seguir a pesar del desgarramiento en el que viven. Y esa plaza de Hermosillo es el espejo en que nos miramos todos, es el espejo en que se mira la sociedad. Porque lo sucedido en la guardería no fue un accidente sino la consecuencia más atroz de una red de corrupción que abarca todos los niveles de gobierno, que desprecia a sus ciudadanos, que desprecia la vida de los habitantes de este país como lo constatamos día con día. ¿De qué otro modo se explican las autorizaciones para que barracones sin las mínimas condiciones de seguridad sean “habilitados” para atender a nuestros hijos? ¿De qué otro modo se explica que el ejército dispare “por error” a un par de estudiantes y que los cuerpos aparezcan horas después con huellas de tortura? ¿O que sean acribillados 16 adolescentes en una fiesta en la frontera? ¿Dónde esta la justicia? Y no se trata de una pregunta retórica; realmente: ¿dónde está hoy la justicia en nuestro país? ¿Por qué aún no se han fincado responsabilidades penales por el incendio? ¿Por qué no les ha llegado el apoyo prometido a los pequeños sobrevivientes? ¿Por qué el Instituto Mexicano del Seguro Social no ha asumido su responsabilidad?

Una de las frases que pueden leerse en paredes y coches en Hermosillo, es “La corrupción mata niños”. Y con la muerte de esos niños, morimos todos.

¿Cómo hablar de todo esto? ¿Con qué palabras? ¿Realmente podemos decir algo? Quiero contarles una conmovedora experiencia de trabajo compartido que, a partir de la tradición de la poesía documental norteamericana, está inventando espacios para el duelo y la reflexión. Este tipo de poesía, explica Cristina Rivera Garza, creadora del proyecto, surge en Estados Unidos poco después de la crisis de 1929, cuando un grupo de poetas decide alejarse de lo intimista y personal, y buscar modos de comprometerse, a través del lenguaje, con el entorno social. “Se trata de una poesía eminentemente política que, sin embargo, no es convencional o simplista. Al menos en cuanto a temperamento se refiere, más Nicanor Parra que Ernesto Cardenal, para entendernos en latinoamericano.” Quizás una de las cosas más interesantes de esta propuesta poética sea la búsqueda de una subjetividad colectiva, a través de la inclusión de múltiples voces, tanto literarias como cotidianas (pensemos en canciones, artículos periodísticos, libros científicos, documentos oficiales, voces ciudadanas, e incluso textos publicitarios). Así, estos textos híbridos se caracterizan por la pluralidad de voces. Como la propia sociedad. Ni más ni menos. Es a partir de esta idea que surge el taller “Guardería ABC” tomando como base, por supuesto, la indignación y dolor de todos nosotros ante la tragedia, y dándole lugar fundamentalmente a los testimonios de los padres de las víctimas, así como de las maestras y trabajadores de la guardería, reunidos por el periodista Diego Osorno (otra pieza clave en la creación del proyecto). El resultado fue un conjunto de textos en los que poetas experimentados y gente interesada en la palabra pudo sumar su voz a la de tantos otros, para hablar entre todos de las ausencias. En este sentido, el taller sigue creciendo; sigue y seguirá generando esos espacios que tanto necesitamos.

Así podremos ir descubriendo juntos otros modos de hacer que la palabra literaria dialogue con la realidad. Otro modo de hacer que - como lo pidieron el 5 de abril - nuestra bandera ondee a media asta. Otro modo de nombrar a los “49 angelitos de Hermosillo”.


http://sandralorenzano.blogspot.com

Twitter. com/sandralorenzano


que la poesía se meta con la política de hoy

que la poesía salga de su blanca torre de marfil

que la política adquiera la hondura del poema

que el poema bienvenga las palabras ciudadanas

poesía de la ciudadanía

una poética de la política/ una política de la poética

--crg

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Observatorio ciudadano · Laboratorio poético.
Iniciativa de los participantes del Taller de Poesía Documental: Guardería ACB, impartido por Cristina Rivera Garza dentro del Programa de Escritura Creativa. Universidad del Claustro de Sor Juana

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